martes, 12 de mayo de 2015


¿En dónde se desarrolla la violencia de género?

 

La violencia que se ejerce contra las muje­res está presente en todas las culturas, tanto en las llamadas “culturas o sociedades tradi­cionales” como en las llamadas “sociedades avanzadas, occidentales o democráticas”.

Puede manifestarse en el ámbito públi­co, tal y como sucede en aquellas socieda­des cuyos ordenamientos jurídicos o códigos normativos, religiosos o civiles no equiparan en derechos a hombres y mujeres; donde la violencia de género es más explícita y evi­dente, además, es a la vez institucional y pri­vada, y adopta formas primitivas o brutales.

Pérez, M. Violencia de Género, CIMAC, México, 2002.Es aceptada o justificada socialmente, y es además fácilmente identificable.

También se manifiesta en el ámbito pri­vado, tanto en las sociedades tradicionales como en las que existe equiparación legal en­tre mujeres y hombres, o que están dotadas de un texto constitucional que ampara los de­rechos individuales de las personas sin dis­tinción de sexo. En ambos tipos de sociedad, la violencia de género se ejerce generalmente de forma encubierta, y mayoritariamente en el ámbito privado, persistiendo además una violencia estructural mediante la cual se si­guen poniendo obstáculos a la igualdad real. El principal obstáculo para erradicarla son las introyecciones de estereotipos culturales acerca de los roles asignados a hombres y mujeres. La violencia contra la mujer a lo lar­go de su ciclo vital proviene especialmente de pautas culturales, que perpetúan la condi­ción inferior que se le asigna a la mujer en la familia, en el lugar de trabajo, la comunidad y la sociedad.

Para disminuir la violencia de género y sus problemáticas, como lo es la violencia in­trafamiliar, se requiere implementar acciones afirmativas que favorezcan la equidad entre los sexos, como forma de relación social en­tre los seres humanos.

lunes, 11 de mayo de 2015


Lecciones aprendidas
La investigación revela que hay un vínculo fundamental entre las normas de género y la salud reproductiva, el VIH/SIDA y la violencia. Los proyectos han mostrado que es posible aplicar un enfoque sobre las normas de gé­nero con los jovencitos, y que puede servir como una intervención importante para lo­grar una mejor salud reproductiva y mejores resultados con respecto al VIH/SIDA. Algunos proyectos han alcanzado números conside­rables y unos pocos han incluido campañas para influir en las normas sociales sobre los roles de género. Los proyectos han mostra­do los efectos positivos de grupos de pares masculinos que trabajan juntos para fomentar la equidad de género. Crear situaciones don­de los jovencitos puedan hablar abiertamen­te acerca de su virilidad ha resultado valioso. Muchos tipos de actividades son promete­doras, desde pequeños talleres en centros educativos hasta intervenciones basadas en la comunidad, con frecuencia haciendo én­fasis en diferentes temas. Además, los es­fuerzos para involucrar a adultos que tengan influencia sobre los jóvenes han empezado a cambiar las desigualdades de género funda­mentales en las normas tradicionales sobre la hombría. Todas estas lecciones deben apun­tar hacia mayores recursos para los progra­mas para trabajar con jovencitos y hombres jóvenes en la transición hacia normas más equitativas de género

viernes, 8 de mayo de 2015

1.2.-Manifestaciones caracterizadas en las relaciones de noviazgo
En el noviazgo la violencia aparece con sutileza y se expresa en formas leves como pellizcos, ligeros empujones, pequeñas prohibiciones, descalificaciones veladas o presiones para tener relaciones sexuales. Así es como empieza la violencia en el noviazgo, pues éste no es un compromiso del todo formal. Para muchos jóvenes el noviazgo no es más que un momento para conocerse, convivir y ver si la pareja les conviene para casarse; esto es lo que la Encuesta Nacional de la Juventud encontró. Los jóvenes dijeron: “es una etapa en donde yo puedo conocer a mi pareja para ver si me conviene, si nos entendemos, si tenemos armonía y nos casamos.” Sin embargo, en esa etapa se dan situaciones que van más allá de lo que está permitido, por ejemplo un pellizco, ¿por qué el pellizco si tenemos derecho a ser respetadas/os? Así puede ser un empujón, una actitud incorrecta, un alzar la voz o un silencio grosero ante una pregunta. Estas actitudes pueden empezar a surgir dentro del noviazgo y se puede pensar que son cosas mínimas, que no tienen mucha importancia; sin embargo, tienen mucho que decir porque nos dicen cómo es la otra persona.
La celotipia es una de las principales manifestaciones de la violencia, así como los pellizcos, tirones de cabello, insultos, chantajes, descalificaciones hasta agresiones sexuales, incluida la violación, son manifestaciones de la violencia en el noviazgo, que puede extenderse al matrimonio y en el peor de los casos, derivar en la muerte de mujeres.

jueves, 7 de mayo de 2015

Mitos y realidades
Mito 1: Si te cela es porque te quiere. Realidad: Los celos solo demuestran inseguridad y posesión, el sentirlos no siempre está mal, los importante es saberlos manejar y demostrar de manera prudente. Mito 2: La prueba de amor fortalece tu relación. Realidad: Tener relaciones sexuales con amor, seguridad y responsabilidad es un punto importante en una relación, pero no siempre el tenerlas indica que una relación marchará mejor. Mito 3: Es fácil reconocer una relación violenta. Realidad: Es difícil para los adolescentes reconocer la violencia en sus propias relaciones. 
Mito 4: La violencia hacia las adolescentes no es tan severa como la ejercida hacia la mujer adulta. Realidad: La violencia, tanto en adolescentes como en mujeres adultas, es igualmente severa y provoca los mismos efectos destructivos, dolor, deterioro y confusión. 
Mito 5: En una relación de noviazgo no existe la violación. Realidad: Tener relaciones sexuales con una mujer sin su consentimiento es violación, aunque sea amiga, novia o esposa. Una violación no es determinada por el tipo de relación, sino por la falta de consentimiento para la actividad sexual.
Mito 6: La violencia en las parejas se resuelve sin ayuda de otras personas. Realidad: La violencia en la pareja no es un acto sólo privado, ya que tiene consecuencias sociales muy graves. Una actitud de autosuficiencia en estas situaciones es contraproducente. Si alguien se encontrara en una relación abusiva, tendría que ser capaz de pedir ayuda. 
Mito 7: Los hombres son violentos por naturaleza. Realidad: Los hombres aprenden a ser violentos por ciertos mensajes sociales y familiares. La violencia es una manera en que muchos hombres resuelven conflictos y establecen control y dominio sobre otra persona. 
Mito 8: Las mujeres violadas se lo han buscado. Realidad: Cualquier mujer puede ser violada sin importar la edad que tenga, o si es considerada fea o atractiva, o la forma en que esté vestida. El acto de violación no es el resultado de una provocación sexual, sino que tiene el objetivo de ejercer control y dominio. Justificar la violación como respuesta a una supuesta provocación, minimiza el hecho y responsabiliza a la víctima, en vez de responsabilizar al agresor.
 Mito 9: Un adolescente violento no es tan peligroso como un adulto violento. Realidad: El varón adolescente, al igual que el adulto, puede causar el mismo daño en cuanto a violencia se refiere.
Mito 10: El alcohol causa la violencia. Realidad: El alcohol exacerba la violencia.
Mito 11: Los hombres violentos pierden el control. Realidad: Los hombres son responsables de sus actos.
Mito 12: La violencia es responsabilidad de quien la provoca. Realidad: La responsabilidad de la violencia es de quien la ejerce, es necesario hacer hincapié en no culpar a las mujeres que son víctimas de violencia, ya que este es el discurso de los emisores de violencia.
 Mito 13: Una mujer se queda en una relación violenta porque le gusta Realidad: Ni a hombres ni a mujeres nos gusta estar en una relación en la que nos traten mal, pero tenemos que estar conscientes de que hay diversas razones emocionales, económicas, sociales, culturales, etc., por las cuales una persona se queda en una relación violenta. 
Mito 14: Una mujer que ya aceptó tener relaciones sexuales con alguien no puede ser violada por él. Realidad: La violación es realizar el acto sexual con una persona sin su consentimiento. Aunque previamente hayan tenido relaciones con consentimiento, puede ser que una parte obligue a la otra a hacer algo que no quiere, por lo que esa persona está siendo violentada en sus derechos sexuales y reproductivos..

domingo, 3 de mayo de 2015

Ciclo de la violencia

Para poder comprender la dinámica de la violencia en la pareja, es necesario considerar dos factores: su carácter cíclico y su intensidad creciente. Con relación a su carácter cí- clico, Walker ha descrito las tres fases o etapas que constituyen el ciclo de la violencia: Primera fase: denominada “fase de acumulación de tensión”, en la cual se produce una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces permanentes entre los miembros de la pareja, con un incremento constante de la ansiedad y la hostilidad. Segunda fase: denominada “episodio agudo”, en la cual toda la tensión que se había venido acumulando da lugar a una explosión de violencia que puede variar en su gravedad, y puede ir desde un empujón hasta el homicidio. Tercera fase: denominada “luna de miel”, en la que se produce el arrepentimiento, a veces instantáneo, seguido de un periodo de disculpas y promesas de que nunca más volverá a ocurrir. Las mujeres y hombres que se encuentran en una relación violenta están inmersos en un círculo de violencia, y salir de él se dificulta por varios motivos: creen que el agresor va a cambiar, sufren depresiones anímicas, disminución de su autoestima y de la capacidad para tomar decisiones, temen enfrentarse con ellas/os mismas/os, a estar sin pareja, y además intervienen otros factores, como ladependencia afectiva y en ocasiones econó- mica de la pareja. Éstos y otros factores provocan que, con el tiempo, comiencen de nuevo los episodios de acumulación de tensiones, y el ciclo vuelve a iniciarse Con respecto al segundo factor de la dinámica de la violencia (la intensidad creciente), se puede describir una verdadera escalada de violencia. La primera etapa de la violencia es sutil, toma la forma de agresión psicológica contra la pareja. Consiste en atentados contra su autoestima, como por ejemplo: ridiculizarla, ignorar su presencia, no prestar atención a lo que dice, reírse de sus opiniones o iniciativas, compararla con otras personas, corregirla en público, etc. Estas conductas no parecen en un primer momento violentas, pero igualmente ejercen un efecto devastador sobre la persona que enfrenta la violencia, provocando el progresivo debilitamiento de sus defensas psicoló-gicas. En un segundo momento, aparece la violencia verbal, que viene a reforzar la agresión psicológica. La persona agresora insulta y denigra a la otra persona, la ofende, comienza a amenazarla con agresión física, o con matarla o suicidarse. Va creando un clima de miedo constante. En muchos casos, quien es agredido, llega a un estado de debilitamiento, con muchos problemas emocionales y depresión, problemas que la llevan a una consulta psiquiátrica, en la que habitualmente le recetan psicofármacos. Finalmente comienza la violencia física. Por ejemplo, el hombre toma del brazo a la mujer y se lo aprieta; a veces finge estar jugando y la pellizca, le produce moretones, le tira de los cabellos o la empuja. En algún momento le da una cachetada, después siguen las patadas y las golpistas. Comienza a recurrir a objetos para lastimarla. En medio de toda esa agresión, le exige tener contactos sexuales, llegando en la mayoría de los casos a la violación.  Esta escalada creciente puede terminar en homicidio o en suicidio. Con las variaciones culturales, este ciclo y esta escalada de la violencia pueden estar presentes en muchas latitudes, en todas las clases sociales y en personas con distintos niveles educativos